¿Qué es la electrificación industrial?

La electrificación industrial supone sustituir los procesos industriales que actualmente dependen de combustibles fósiles, como el gas o el carbón, por sistemas alimentados por electricidad, preferentemente de origen renovable. Este cambio, que afecta al core de la industria, es más que una mera cuestión tecnológica: está alineada con la necesidad de combatir el cambio climático y descarbonizar la economía.

industria y electrificacion

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el 30% de las emisiones globales de carbono provienen de la industria y es esta, precisamente, una de las grandes demandantes de energía, concretamente del 37% de la que se produce a nivel mundial. Su huella de carbono es considerable: las emisiones de este sector han aumentado un 70% desde comienzos de siglo, siendo la industria siderúrgica, la cementera y la química las que más gases contaminantes emiten.

Por estas razones, la electrificación de procesos es una oportunidad crítica para poder realizar la transición hacia una economía más verde.

emisiones-co2--AEI
Fuente: AIE

La integración de sistemas energéticos inteligentes más seguros y eficaces, junto al impulso del almacenamiento de energía y la automatización son los pilares que pueden hacer de “catalizadores” para optimizar las operaciones industriales.

Electrificar la industria supone reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), con un impacto beneficioso en la calidad del aire tanto para los trabajadores de la industria como para la ciudadanía en general. Además, puede mejorar la competitividad al reducir la dependencia de combustibles fósiles, y facilitar el cumplimiento de los objetivos ESG.

¿Cómo se puede electrificar la industria?

La electrificación industrial ya está en marcha en muchos sectores como el automovilístico, el textil, el cerámico y vidriero o en la construcción. Todas estas industrias tienen en común que requieren de altas temperaturas para efectuar sus procesos, por ejemplo, el automovilístico para soldar piezas o el textil para teñir y secar tejidos. Esas temperaturas oscilan desde los 0ºC hasta los 2000ºC y tradicionalmente han dependido de la quema de combustibles fósiles, pero ahora ya existen alternativas más limpias y neutras en carbono.

Algunos ejemplos de estas tecnologías que recoge el informe “Electrificación directa de la industria en España”, elaborado por Cleantech Group, son:

  • Bombas de calor industriales. Su funcionamiento es similar al de un frigorífico o aire acondicionado: extraen calor de una fuente y lo transfieren a otra. Su principal ventaja es la eficiencia, la posibilidad de utilizar calor residual y que pueden realizar funciones de refrigeración.
  • Calderas eléctricas. Convierten electricidad en calor para generar vapor o agua caliente, alcanzando temperaturas de hasta 195ºC. Su eficiencia energética es del 99%, lo que reduce el derroche de energía.
caldera-industrial
  • Calefacción eléctrica por resistencia. En este caso, mediante bobinas o cables, se genera calor que puede ser usado en una amplia gama de aplicaciones industriales. Aunque depende del material y el elemento calefactor, los rangos de temperatura oscilan entre los 100ºC y los 1200ºC. Proporcionan calor rápido y uniforme, y un control inmediato y preciso de la temperatura, lo que es muy útil en procesos que requieren alta fiabilidad.
  • Sistemas de almacenamiento de energía térmica (TES). Permiten almacenar calor o frío y usarlo posteriormente, equilibrando la oferta y la demanda energética en la industria. Para almacenar se utilizan medios como el agua, las sales fundidas o los materiales de cambio de fase (PCM).

¿Cuáles son los retos de la electrificación?

Este es un proceso no exento de desafíos, fundamentalmente en lo asociado con los costes de implantación. La inversión inicial para sustituir los equipos y procesos tradicionales es elevada y también se precisa de una infraestructura eléctrica sólida y adaptada, que garantice un suministro estable de energía renovable sin apagones ni caídas de tensión, por lo que se hace necesario reforzar y modernizar la red eléctrica.

Las políticas públicas y los incentivos financieros juegan un papel clave en esta transición. Desde el PERTE de Descarbonización Industrial – que ofrece ayudas para sufragar hasta el 60% de los gastos en proyectos relacionados con la electrificación y la eficiencia – hasta el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE) – que penaliza las emisiones y fomenta el cambio tecnológico –, las instituciones han dispuesto herramientas y normativas para avanzar en la transición energética.

La Unión Europea estima que la electrificación industrial podría reducir 117 millones de toneladas de CO₂ para 2050.

emisiones-contaminantes

Un futuro lleno de oportunidades para los profesionales técnicos

La electrificación industrial no puede entenderse sin automatización. Para que los sistemas eléctricos sean eficientes y seguros, deben estar integrados con tecnologías de control inteligente como PLCs, sensores, SCADA o interfaces HMI. Esta digitalización requiere perfiles profesionales capaces de programar, mantener y optimizar esos sistemas, además de implementar mantenimiento predictivo para maximizar su rendimiento.

Por eso, la demanda de técnicos especializados en automatización industrial crece rápidamente y será fundamental en la industria sostenible. Desde la ETI, trabajamos para formar a estos profesionales del futuro, ofreciendo capacitación técnica actualizada y alineada con las nuevas necesidades del mercado energético e industrial.