
¿Habías pensado alguna vez que la iluminación de edificios y fachadas pudiera tener un efecto sobre la cantidad de turistas que atrae un lugar? Pues lo cierto es que influye más de lo que pensamos y, de hecho, ha propiciado un nuevo tipo de turismo: el de aquellos viajeros que apuestan por recorrer la ciudad mediante rutas nocturnas para contemplar la belleza de los monumentos por la noche.
En la base está la funcionalidad práctica de la luz artificial. Pero también hay una funcionalidad estética que hay que saber aprovechar y que puede ser todo un regalo para la vista.
Con todo, es importante que la iluminación que proyectemos sobre un edificio cumpla unas determinadas normas para no perjudicar el patrimonio y su conservación, y que no cause daño en los ecosistemas ni en la flora y fauna locales, en el caso de encontrarnos en entornos próximos a la naturaleza.
¿Qué es la iluminación ornamental?
Es aquella que, proyectada sobre estructuras o elementos arquitectónicos, ayuda a destacar edificios, monumentos o partes de ellos, realzando su figura y su belleza, creando volúmenes y juegos de luces y sombras.

La luz, correctamente superpuesta en diferentes ángulos y alturas, puede generar texturas, contrastes y efectos visuales muy interesantes.
Existen cuatro tipos de iluminación:
- Iluminación puntual, con proyectores o focos dirigidos a puntos específicos.
- Iluminación de acento, con focos direccionales o lineales que definen arcos y columnas u otros elementos.
- Iluminación de silueta, proyectada desde la parte de atrás, permite recortar edificios y esculturas sobre el fondo oscuro, generando un efecto de dramatismo.
- Iluminación de ambiente, que distribuye la luz uniformemente por una superficie amplia, como una fachada.
Otro tipo de iluminación ornamental es aquella que tiñe los edificios de colores coincidiendo con días o fechas señaladas en el calendario, mostrando así compromiso con causas sociales o medioambientales. O incluso se apagan por completo, como sucede cada mes de marzo con los edificios más reconocidos del mundo durante la Hora del Planeta.

El alumbrado también se multiplica en épocas como la Navidad, cuando edificios gubernamentales, instituciones y comercios engalanan sus frontales con luminosas cenefas, guirnaldas y cortinas. Una iluminación extra que cautiva a muchos turistas, que visitan ex profeso algunas ciudades, como Madrid, Barcelona o la cada vez más popular Vigo, solo para pasear por los mercadillos navideños bajo un manto de luces.
Aquí tienes algunos ejemplos para que veas lo importante que es la iluminación en algunos edificios icónicos del mundo:





Iluminación eficiente y sostenible
La iluminación de espacios exteriores en las ciudades evoluciona hacia modelos más sostenibles y eficientes, como luces LED o sistemas basados en energía solar, junto con soluciones inteligentes que regulan la luz según la necesidad. Este es el caso de Bahnstadt, un distrito de la ciudad alemana de Heidelberg considerado uno de los barrios más tecnologizados de Europa. En esta ciudad se fundó la primera universidad de Alemania y, tiempo después, un proyecto de desarrollo urbanístico regeneró 166 áreas de suelo convirtiéndolo en un barrio dinámico con viviendas eficientes y sostenibles.
Durante 3,5 kilómetros de carril bici que discurren por Bahnstadt, se han instalado sensores infrarrojos conectados a más de 100 luminarias que detectan la presencia de ciclistas, de modo que pueden incrementar la cantidad de luz cuando hay bicicletas y reducirla cuando el carril no está en uso.

El objetivo, asimismo, es evitar la sobreiluminación y contaminación lumínica, que puede resultar intrusiva y molesta a las personas, pero sobre todo también a la vida salvaje. ¿Cómo disminuimos el impacto en los entornos circundantes? Apostando, siempre que sea posible, por puntos de luz próximos al suelo y apantallados y empleando luces de tonalidades cálidas, con una temperatura de color de 3000 Kelvin o inferior, ya que contienen menos luz azul, la cual atrae a los insectos. Además, el espectro de color debería ajustarse a la estación del año y a las necesidades específicas del entorno.
Volviendo al caso de la arquitectura, es fundamental elegir una temperatura de color que no altere los tonos originales del edificio o monumento, siendo preferibles las luces cálidas, como el amarillo o ámbar, por su efecto acogedor. La iluminación no solo realza la belleza y el valor histórico de los edificios, sino que también refuerza su presencia y monumentalidad, permitiendo que cobren vida durante la noche. Para lograrlo, es preciso realizar un estudio detallado de sus características arquitectónicas, su entorno y el contexto histórico en que fueron concebidos, asegurando así un diseño lumínico que potencie su estructura y proporciones de manera óptima.
En definitiva, el alumbrado de espacios exteriores, especialmente en lo referente a enclaves icónicos ligados al turismo, no solo proporciona una mayor sensación de seguridad y facilita la visión y orientación de las personas, sino que ensalza y acentúa su figura. Esto ha conllevado, en los últimos años, un aumento de actividades y rutas nocturnas en muchas ciudades, incluso de festivales que convierten grandes fachadas históricas en coloridos crisoles al ritmo de la música. La luz es, en definitiva, un recurso muy útil para atraer la atención hacia lugares concretos y su colocación y distribución debe ser acorde a la normativa local en la materia y garantizando siempre el respeto al medio ambiente.

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OTROS RECURSOS
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